El Color del Vino
- Pablo López
- 23 abr 2020
- 2 Min. de lectura
La vista es normalmente el primero de los sentidos en percibir las características de un vino, concretamente el color del vino. A posteriori, son el olfato y el gusto los que se encargan de completar esta información para definir su personalidad.
Cada vino posee unas propiedades únicas que son el resultado de un largo proceso en el que intervienen multitud de elementos, como son la propia vid, su edad, su ubicación, su cultivo, su elaboración, su conservación, etc. En suma, todos ellos contribuyen a definir, entre otros factores, la tonalidad del vino.
El elemento que determina en mayor medida al color del vino es la propia piel de la uva. Observando la tonalidad del líquido en la copa podemos extraer «a simple vista» numerosos detalles sobre el vino. No se trata sólo de tinto, blanco o rosado, en cada una de estas variedades podemos encontrar un sinfín de tonalidades con distintos brillos, matices e intensidad.
Los colores del vino
Tomando de referencia las principales variedades, te desgranamos los distintos colores del vino:
Vino tinto. Sus colores van desde el azul violeta hasta el rojo teja recorriendo un amplio abanico de tonos púrpuras, granates y cereza.

Vino rosado. Sus colores van desde el rosa frambuesa hasta el amarillo pálido, va adquiriendo tonos anaranjados como el salmón conforme va evolucionando.

Vino blanco. Al ser incolora, su gama no es tan amplia, va desde el color ámbar hasta el verdoso tomando tonos dorados y pálidos.

Comentarios